MARÍA FRESNO | Santa Cruz de Tenerife
Un trabajador canario necesita 128 días para cumplir con sus
obligaciones tributarias o, dicho de otro modo, destina 128 días a pagar
todos sus impuestos, por lo que
tendría que trabajar desde el 1 de enero hasta el 8 de mayo para el Estado. A partir de entonces, es cuando comienza a generar dinero para sí mismo.
Así se recoge en el
estudio que Think Tank Civismo presentó esta semana llamado Día de la Liberación Fiscal o Tax Freedom Day,
como se conoce en el mundo anglosajón, que es la fecha en la que los
ciudadanos habrían generado suficientes ingresos como para pagar todos
los impuestos.
De acuerdo con este estudio anual un ciudadano español con una renta
media de 24.400 euros brutos al año, estaría destinando 54 días a pagar
el IRPF, 32 al IVA, 23 a la parte de la Seguridad Social que sale de la
nómina del empleado, 14 a los impuestos especiales, y 7 a otros
impuestos. En total, destinaría 130 días de su trabajo, o lo que es lo
mismo 8.667 euros, a pagar a la Administración. Además, las subidas de
impuestos del último año han provocado que el ciudadano trabaje seis
días más de media para el Estado. En el caso de un canario son cuatro
días más lo que destinará en 2013 a pagar sus impuestos con respecto al
año 2012.
El presidente de Think Tank, Julio Pomés, explicó que la presión
fiscal soportada por los contribuyentes varía en función del nivel de
renta, de los hábitos de consumo y de la comunidad autónoma en la que se
reside.
“Si solo se mira el porcentaje de impuestos que se pagan en cada
territorio, podría parecer que aquellos que tienen una renta más alta
son los que tienen también mayores impuestos: una premisa falsa”,
indicó. De hecho, a mismo nivel de renta, con circunstancias personales y
hábitos de consumo parecidos, las diferencias de una comunidad a otra
pueden llegar hasta los 12 días entre el País Vasco (la comunidad con
menor presión fiscal) y Cantabria (la de mayor)”. Pomés señaló que esta
diferencia se debe, especialmente, a que en Cantabria, el Impuesto sobre
Bienes Inmuebles (IBI) está muy por encima de media nacional. Pomés
recordó que este informe debe servir para que los políticos sean “más
responsables” con el dinero público, para que los contribuyentes sean
conscientes de lo que cuesta mantener el Estado del Bienestar y, por
último, para estimular la competencia fiscal entre las comunidades.
¿A DÓNDE VA TU SUELDO?
Además del IVA (IGIC en el caso de Canarias), IRPF, la parte de la
Seguridad Social que sale del salario bruto del empleado y los impuestos
especiales, hay que añadir un extra del 29,9% del sueldo bruto que es
lo que cotizaría la empresa. Esto significa, detalló Pomés, que
si el dinero que paga la empresa por cada trabajador estuviera incluido como parte del suelto bruto, el empleado percibiría un salario anual un 29% más elevado.
Y si estas cotizaciones se suman a la carga fiscal del trabajador,
“el día de la liberación fiscal se retrasaría hasta el 3 de julio”. “Se
trata de un dinero que no aparece en la nómina, pero que si lo hiciera,
estaríamos trabajando más de medio año (183 días) solo para el Estado”.
En opinión de Pomés, “los políticos son culpables de la oscuridad del
sistema impositivo no tanto de la carga” y matizó, “el 60% de la
tributación sobre el trabajo está oculta y no aparece en la nómina. Si
los trabajadores lo supieran, se escandalizarían”, subrayó.
PRINCIPIOS DE UN ‘BUEN’ SISTEMA FISCAL
El informe de Think Tank Civismo hace una serie de recomendaciones para tener un
buen sistema fiscal. En opinión de su presidente, Julio Pomés, hay que tener en cuenta la proporcionalidad: cada persona debería
pagar un porcentaje proporcional (no progresivo) de su renta,
cumpliendo con la equidad impositiva. Además, “los impuestos deberían
ser previsibles; que no se establecieran de manera arbitraria, evitando
las exenciones y deducciones establecidas en función de la fuente de
ingresos”. El sistema tampoco debería crear incentivos para eludir los
impuestos y tiene que ser “sencillo” para minimizar el coste de
recaudación.
Según Paying Taxes 2013, en España, una empresa dedica 167 horas al
año a pagar impuestos (aproximadamente un mes de trabajo). Como ejemplo,
las empresas de Suecia o Luxemburgo, dedican 59 y 63 horas,
respectivamente, a lo mismo, tres veces menos que en España. Este
estudio revela que reducir la complejidad del sistema impositivo
elevaría, de media, el PIB en un cuarto punto. “Un
buen
sistema”, continúa Pomés, “se caracteriza también por una presión fiscal
que no desincentiva el trabajo y la inversión”. No obstante, insistió
en que la “estabilidad” es otra característica importante, junto con una
política fiscal “coherente” y que se “mantenga a largo plazo”.