La Audiencia de Las Palmas ha condenado a
siete años de cárcel al exviceconsejero de Justicia del Gobierno
canario Francisco José Rodríguez Batllori y a cinco años y medio al
expresidente del
Cabildo de Lanzarote Dimas Martín en el primero de los juicios derivados del "caso Unión".
La sección sexta de la Audiencia considera probado que
Rodríguez Batllori y Martín cometieron
delitos de malversación y prevaricación al pagar con cargo a fondos
públicos del Ayuntamiento de Arrecife y de la sociedad Insular de Aguas
de Lanzarote (Inalsa) las gestiones que el primero hacía como abogado en
favor del segundo.
Esta es la primera de las piezas separadas del caso
"caso Unión" que llega a juicio, en un macroproceso por corrupción que investiga el presunto saqueo de fondos de las
instituciones públicas de Lanzarote por parte de políticos, empresarios y funcionarios.
En este caso, la sentencia considera probado que
Rodríguez Batllori cobró ilegalmente 45.835 euros del Ayuntamiento de Arrecife y de Inalsa
por servicios de asesoramiento a ambas entidades que nunca llegó a
realizar y que, en realidad, tampoco le podrían haber contratado, dada
su condición de funcionario del Gobierno de Canarias (lo que le impedía
cobrar de más de una administración).
El tribunal declara
acreditado que el exviceconsejero de Justicia de Canarias, de CC, pudo
recibir esos ingresos gracias a la mediación de Dimas Martín, fundador
del
Partido de Independientes de Lanzarote (PIL), que
en aquellos momentos cumplía en prisión dos condenas por delitos de
cohecho, malversación y fraude a Hacienda y a la Seguridad Social
cometidos desde cargos públicos.
La sentencia dictamina que, a
pesar de estar retirado oficialmente de la política por esas condenas,
Dimas Martín seguía siendo desde la cárcel "el factótum de Lanzarote",
la persona que podía conseguir prácticamente cualquier cosa en la isla
gracias al "notable poder" que conservaba sobre los cargos públicos del
PIL.
Eso, dice el tribunal en los fundamentos de resolución,
"lejos de ser una leyenda urbana", como intentó alegar el propio Dimas
Martín durante el juicio, se ha demostrado en
este caso que es "una realidad".