HACER
negocios con el Gobierno de Canarias tiene que ser la pera limonera.
Desde luego, como todas las operaciones sean igual de nefastas que la
del Espacio Canarias, sito en la capital de España, está claro que lo
último que le preocupa a quienes tienen que velar por el buen manejo de
los fondos públicos es la rentabilidad o no de disponer de un lugar tan
caro en pleno corazón de Madrid, frente al parque de El Retiro.
Total,
pensarán en «petit comité» los notables del Petit Napoleón de El
Sauzal, como este dinero sale de las arcas públicas, nosotros ni nos
inmutamos y además tenemos la posibilidad, nada desdeñable, de hacernos
de vez en cuando un viajecito a la capital para lucir palmito.
Las
cuentas dejan en evidencia y con la cara más roja que un tomate canario
a quienes tienen en su mano la posibilidad de recortar en lo superfluo.
Y es que, por encima de esta hoguera de las vanidades en la que se ha
convertido el Ejecutivo presidido por Paulino Rivero, aunque con el
apoyo y colaboración necesaria del señor Pérez, don José Miguel, aquí
hay que empezar a cerrar el grifo de esta fiesta del despilfarro, de
este despropósito que no tiene ni pies ni cabeza.
Porque
convendrán conmigo en que un local que genera unos gastos de 200.000
euros anuales y sólo reporta unos ingresos de apenas 9.500 euros no
tiene el menor de los sentidos mantenerlo operativo. Es mejor buscar
otra ubicación o, directamente, echarle el cierre y devolver las llaves a
su propietario.
Canarias
no está en estos momentos para gastarse un solo euro en francachelas,
en voladores o petardos. Con un desempleo de 300.000 personas, lo menos
que se le debería de exigir a los políticos que rigen los designios de
esta bendita tierra es un poco más de altura de miras, que bajen de una
vez por todas del coche y del helicóptero oficial para poner los pies en
la dura realidad de esas familias que no llegan a fin de mes y que se
ven forzadas a pedir en la parroquia de turno o a perpetrar pequeños
hurtos en el súper de la esquina.
De
todas maneras, mucho me temo que los nacionalistas seguirán con su
manía de seguir aprobando gastos y más gastos con tal de mantener su
política de autobombo. A estos les gusta más un «photocall» que a un
tonto un lápiz y eso de estar haciendo de embajadores de Canarias en
Madrid es un caramelo que no hay quien se lo quite de la boca, a pesar
de que saben que son diabético.
http://www.abc.es/20120703/local-canarias/abci-juan-velarde-201207030254.html