SARAY ENCINOSO | Santa Cruz de Tenerife
La precariedad no ha afectado a todos por igual: la clase social ha
influido, pero también, y mucho, el lugar de residencia. Los municipios
canarios que mejor han afrontado la crisis han sido Los Llanos de
Aridane, San Bartolomé de Tirajana y Adeje, y los que la han soportado peor, en cambio, Arrecife, Arona y Puerto del Rosario. Un grupo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas
(CSIC) ha elaborado el primer Atlas de la crisis, una extensa obra que
analiza el efecto de las políticas de recortes llevadas a cabo en las 50
provincias españolas y en los 363 municipios urbanos con más 20.000
habitantes. Los expertos, que han estudiado 15 indicadores económicos,
sociales, demográficos e inmobiliarios y han analizado su evolución
entre 2006 y 2013, han llegado a la conclusión de que los costes de las
políticas de austeridad han mostrado una distribución muy desigual,
tanto entre los diferentes grupos sociales o las empresas como entre los
territorios. Es decir, el precio de la escasez ha sido distinto entre
localidades muy alejadas entre sí, pero también entre ciudades cercanas.
El demógrafo Ricardo Méndez, que ha coordinado la
investigación que acaba de ser publicada por la editorial Tirant lo
Blanch, explica que, en términos globales, el impacto de la crisis ha
sido altísimo en territorios cuyo crecimiento se basó en un elevado
endeudamiento, especialización en actividades de baja productividad y
fuertemente cíclicas -como la construcción-, las industrias auxiliares o
los servicios al consumo, empleo precario y un modelo urbanizador
insostenible. Las dos provincias canarias, estrechamente vinculadas al
turismo y la construcción, se sitúan en la media española. Sin embargo,
cuando se observa el comportamiento a escala más pequeña se descubre que
Tenerife, Lanzarote y Fuerteventura cuentan con algunos de los
municipios con el índice de vulnerabilidad más alto de toda España.