Por otro lado, los datos del Servicio de Empleo y la Seguridad Social revelan que los universitarios canarios que sí trabajan lo hacen, en un elevado porcentaje, desempañando tareas que requieren una cualificación muy inferior a la que poseen. El 37,7% de los contratos que se firmaron en Canarias ese año fueron para puestos de baja cualificación.
Es
decir, que los jóvenes canarios que salen de la Universidad se ven abocados al
paro o, en el "mejor"
de los casos, se están formando para realizar un trabajo que el mercado laboral
de las islas no les ofrecerá.