La corrupción no tiene un gran impacto sobre los resultados electorales. Dependiendo de la ideología del encuestado, este suele tolerar más o menos el que los políticos se forren, mientras que la ciudadanía sufre las consecuencias de semejante depredación de las arcas públicas en beneficio propio o, en algunos casos, para pagos de interminables campañas electorales.
Un estudio realizado en Canarias cifra en 40.000 millones anuales el
coste social de la corrupción en España. Semejante cifra, una enorme
barbaridad que costeamos todos los contribuyentes, y la merma de
servicios públicos y recortes que arruinan a buena parte de la población
española, en mi opinión ha despertado y concienciado a la ciudadanía
sobre semejante problema.No hay un solo día que la Fiscalía Anticorrupción, la policía y la Prensa no nos anuncien que han cazado a algún nuevo corrupto y, en su mayoría, suelen ser de un mismo partido político, posiblemente porque en los últimos años se le entregó el mayor poder municipal y autonómico que nunca se haya tenido.