LA Gomera cuenta con un nuevo partido: el PSC o, lo que es
lo mismo «Primero Soy Curbelo». El actual presidente del Cabildo de la
isla colombina, Casimiro Curbelo,
se ha echado al monte o al Parque Nacional de Garajonay para romper con
el socialismo y erigirse el mismo como el mencey de todo los gomeros,
el salvapatrias insular que todo lo puede y todo lo consigue, ya sea por
medios legales o por vericuetos llenos de sospechas e irregularidades.
El PSOE, que hasta ahora ha sido su partido, pensó que aquí
podría pergeñar y perpetrar una operación similar a la que hizo en
Madrid con Tomás Gómez,
es decir, apartarle de cualquier cargo por decreto ley o cerrajero 24
horas, desalojarle del despacho y ponerle con las vergüenzas al aire en
la calle Ruiz de Padrón. Pero no, en La Gomera se funciona con otros
códigos. El socialismo de la isla es la plena personificación de
Casimiro Curbelo, es el régimen del culto al dios de los caciques, al
conseguidor de puestos de empleo a cambio, por supuesto, de llenar las
urnas de ricos votos para el mayoral de la finca insular.
Curbelo ha sabido cuidar muy bien de esa parte de la
población que siempre se quedó en la isla y que cree que el dedo divino
de su presidente hizo que el progreso llegara hasta ellos. Tal vez, en
su bondadosa ignorancia, creerán que este político les ha llevado la
luz, centros médicos, agua potable, colegios, el aeropuerto o el puerto,
y así han ido dándole a este político de medio pelo mayoría absoluta
tras mayoría absoluta. Pero la realidad ha sido bien distinta. Curbelo
jamás ha soltado un euro del dinero de los gomeros. Lo que ha hecho ha
sido aprovechar los fondos que venían de diferentes administraciones
para su propio prestigio y vender a bombo y platillo obras cuyo mérito
les correspondía a otros.
El presidente del Cabildo de La Gomera ha ido fraguándose
una imagen de político que, a pesar de estar acuciado por la corrupción y
de tener encima suya una gran «telaraña», ha seguido gozando del favor
de sus votantes, que ahora dejarán de votar como autómatas al PSOE para
darle los votos a Curbelo. Al mandatario le interesa ahora proyectar que
su antigua formación es la corrupción personificada, mientras que él,
pobrecito, es un pastor de Dios que siempre ha velado por los intereses
de los suyos. Desgraciadamente, para que La Gomera siga estando a la
cola del desarrollo, muchos continuarán jaleándolo y pensarán que
gracias a Curbelo hoy tienen un puesto de trabajo tan cualificado como
limpiar los márgenes de la carretera. Pero así es la red clientelar que
ha montado este cacique y que tanto rédito le ha dado.