sábado, 30 de junio de 2012

La Caída del Imperio Cochino

JUANJO JIMÉNEZ
En Telde se está produciendo lo que se podría denominar como el cataclac final, o la Caída del Imperio Cochino, CIC, en vivo y en directo. Antier al mediodía se acabó el crédito en las gasolineras, por tercera vez consecutiva, de forma que el antes abigarrado y ahora menguante parque móvil busca combustible con fonil y chupando de los depósitos, como cuando a Mad Max se le quemó la refinería.
Sería para descojonarse, si no fuera por los sueldos de las personas que no tienen culpa y trabajan en las administraciones locales; las ayudas sociales a miles de personas que no tienen dónde caerse muertas y son los servicios que durante más de cuatro décadas de Democracia se han ido conquistando para, en pocos años, los mismos que han venido gobernando la ciudad con una endogamia y realimentación pasmosa, hayan agotado el depósito patrimonial y moral de los teldenses, mientras municipios a menos de diez kilómetros en línea recta son capaces de gestionar todo esto y más, y encima exhibir un superávit.
En Telde esto no es nuevo. En 2007, cuando éramos ricos, la empresa que daba flis, Cristasol y papel higiénico ya los dejó con el pompis al aire por impago. Se propuso entonces con pintadas en los baños una "concentración de culos", como suena, en la plaza de San Juan. Luego fue Correos, que se negó a seguir en convenio con el Ayuntamiento y dejó de retirarles la valija. Las librerías no volvieron a servir folios. Y más acá Protección Civil no pudo salir porque se quedó sin seguro.
Mari Carmen Castellano -"es bueno conocer la historia para saber de dónde venimos y a dónde vamos" , según pone en su página web suya de ella-, es la feliz alcaldesa de este caos no sobrevenido. Está imputada, junto con el interventor, que se sienta a su siniestra, en el curioso caso Faycán, nuestro Marbella local. Se le achaca el malversar fondos públicos para alicatar la sede del PP. Y con ella casi cuarenta personas, que se calcula que solo en comisiones se trituraron como mínimo un millón de euros. El resto, hasta el infinito, no se sabe dónde acaba. La primera detención data de hace seis años y cuatro meses, y como la Justicia ha mostrado un entusiasmo caribeño por este caso -lo de Dívar es un piropo al lado de esto- no habrá más gasolina a menos que Soria encuentre un petróleo de tanto refino como el de este personal del que dispone.
 http://www.laprovincia.es/opinion/2012/06/30/caida-imperio-cochino/466825.html