Paulino
Rivero, si tuviera un mínimo de vergüenza torera, debería haber puesto
de patitas en la calle a su viceconsejero de Presidencia, el señor Jorge
Rodríguez. Este caballero ha sido la estrella en las Islas (y también
fuera de ellas) por su memorable discurso en un acto en honor del
patriarca del nacionalismo canario, un tal Secundino Delgado, que si
hubiese entablado relaciones con Sabino Arana hubiesen formado la
alianza perfecta de cómo poder cargarse la paz de todo un país. Uno fue
incapaz de salir de su Euskadi natal y en el caso del canario, sus
entendederas tampoco alcanzaban más allá de Guamasa. En fin, unas joyas.
Sin
embargo, no me interesa (ni lo pretendo) aburrir al lector con
testimonios históricos, sino ir directamente a la más rabiosa actualidad
y esa es la que marca el señor Rodríguez que, micrófono en mano, empezó
a desbarrar por su boca una tontería detrás de otra. Alguien,
hábilmente, le grabó por el móvil y, evidentemente, a día de hoy sólo es
cuestión de segundos en ocasiones que todo quede subido a ese mundo
infinito que se llama Internet. Las patochadas de Rodríguez pidiendo la
libertad del pueblo canario están a la altura del mejor pupilo de
Antonio Cubillo (otro que tal baila).
Literalmente,
el viceconsejero de Presidencia del Gobierno de Canarias, es decir
miembro del gabinete de confianza de Paulino Rivero, se expresó en estos
términos que no tienen desperdicio: «Los canarios y las canarias
tenemos que estar unidos. Y cuando Canarias sea Canarias, una, grande y
libre y no fascista, hablaremos de otras cosas, pero lo primero es que
seamos canarios y que Canarias tenga la libertad que se merece».
Y
no contento con esas manifestaciones, remató con: «La libertad por la
que han trabajado nuestros padres, nuestros abuelos, nuestros bisabuelos
y toda la gente que se va a morir. No queremos discriminar a nadie,
pero tenemos derecho a ser un pueblo...¡eh! somos un pueblo, pero
tenemos derecho a ser un pueblo libre, libre de ataduras. Por lo tanto,
yo ahora voy a invitarlos a gritar algo conmigo, pero sin calificativos
porque creo que somos libres. Por lo tanto, ¡Viva Canarias!».
Evidentemente,
sobran casi todos los juicios de valor ante esta ristra de
despropósitos del señor Rodríguez. Lo que también me llama poderosamente
la atención es el mutismo del PSOE, socio de Gobierno o cohabitador en
la corte paulinesca, que aún no ha dicho esta boca es mía ante este
ataque de rancio nacionalismo, de patrioterismo de rastro, mucho peor,
si cabe, que el vertido por la histriónica Kirchner. No se merece
Canarias esta estirpe de malos gobernantes, gente con la cabeza puesta
únicamente en cautivar a los ciudadanos cada cuatro años con isas,
bandurrias, timple y bocatas de mortadela.
http://www.abc.es/20120514/local-canarias/abci-velarde-201205141159.html