Manuel Mederos/Canarias7
La justicia comienza ser injusta cuando se retrasa, pero si, además, no
cumple con su función es doblemente injusta. El caso Góndola es un claro
ejemplo del despropósito en los tribunales. Comenzó hace ocho años, lo
han visto 11 jueces distintos y la unidad policial que lo investigó ha
sido desarticulada por traslado de sus miembros. Hay diligencias
ordenadas por el juez hace cinco años que aún no se han practicado y,
para mayor sonrojo del sistema público judicial, debe soportar un caso
sin mucho contenido después de los fuegos de artificios con los que se
presentó a la opinión pública por la policía como la gran trama de
corrupción en Canarias.
Puede oirse usando la aplicación "escucha" en:
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