No siempre ha visto Coalición Canaria (CC) una buena opción en la consulta popular sobre las prospecciones que Repsol ejecutará desde este mismo año en aguas cercanas a Lanzarote y Fuerteventura (a alrededor de 60 kilómetros). Ya fuera por conveniencia política o porque aún la consideraban extemporánea, lo cierto es que, allá en 2012, los nacionalistas forzaron a su socio en el Gobierno regional, el Partido Socialista Canario (PSC-PSOE), a retirar una propuesta que perseguía el mismo objetivo que la causa que ahora abanderan: preguntar a los ciudadanos.
Entonces, la presidente del grupo parlamentario del PSC-PSOE, Dolores Padrón, expuso la necesidad de convocar la consulta o referéndum bajo los mismos argumentos que esgrime hoy el presidente canario, Paulino Rivero, líder también de CC. En definitiva, la idea era preguntar a la ciudadanía acerca del «modelo productivo»
que quiere para el archipiélago: si uno orientado hacia el petróleo y
las energías fósiles u otro orientado hacia el turismo y «sostenible».
Es decir, la misma formulación maniquea que caracteriza el discurso del
Ejecutivo autonómico desde que el Estado autorizara a la multinacional
española para llevar a cabo la exploración.
La proposición socialista, sin embargo, no llegaría nunca a plasmarse, ya que la coalición juzgó que no era el momento adecuado e hizo primar su opinión sobre la del PSC-PSOE. Menos de dos años después, Rivero y su gabinete entienden que ahora los canarios sí deben pronunciarse.