R. CAPOTE / J. GONZÁLEZ
Alrededor de 23.000 chicharreros, el 10% de la población, reciben comida
de la beneficencia. La crisis y las altas tasas de paro (29.000
personas en la capital) hacen que los ciudadanos necesiten cada vez más
la solidaridad de instituciones y ONG para poder llenar la nevera.
El perfil de las personas que reciben el sustento es el de la
pertenencia a una familia monoparental o a una unidad familiar compuesta
por tres miembros. La media de edad está en los 35 años. Son vecinos
que han perdido el trabajo, han agotado las prestaciones de ayuda y, en
muchos casos, han perdido la vivienda o están a punto de ser
desahuciados. El dinero que algunas familias cobran del paro o de otras
ayudas no alcanza para afrontar los gastos derivados del hogar, el pago
de los colegios o el coste del transporte.